Soy Evelyn.

Una mujer que ha sido quebrada… y vuelta a formar, una y otra vez, por las manos fieles del Alfarero.

Por mucho tiempo caminé llevando heridas que no sabía nombrar, vacíos que no sabía llenar. Busqué respuestas en mis fuerzas, en el control, en la autosuficiencia. Pero cuando llegué al límite de mis recursos, fue Dios mismo quien me encontró. No como juez, sino como Padre. No como espectador, sino como el que se arremanga y mete las manos en el barro.

Este blog nace desde ese lugar: desde la rueda del Alfarero. Aquí comparto mis procesos: los días de luz y los de sombra, los momentos de espera y los de cumplimiento, los vacíos que solo Él ha sabido llenar. Escribo para quienes están en medio del quebranto, en el borde del “ya no puedo más”, en el silencio de la promesa que tarda. Escribo para recordarte, y recordarme, que Dios no desperdicia ningún proceso. Que en sus manos, hasta el polvo canta.

Hoy soy madre, profesional, discípula en proceso, una mujer en reconstrucción continua. Y si algo he aprendido es que el viaje con Dios no es lineal. Es un camino de rendición constante.

Aquí no hay fórmulas. Solo verdad, fe, vulnerabilidad… y la certeza de que en Su taller, aún lo que parecía perdido puede ser redimido.

Bienvenido a este rincón de barro y de gracia.

Aquí nos sentamos a los pies del Alfarero… y dejamos que Él nos vuelva a formar.